De la entrada anterior, dedicada al maestro Edgar Degas, podemos concluir, entre otras muchas cosas, que a las mujeres de sus obras les gustaba bailar; sin embargo, en los descansos entre actuación y actuación, el imaginario artístico del pintor se colaba en lo más íntimo y privado de sus camerinos, y el maestro las representaba desnudas.
Después del baño. Mujer desnuda secándose la nuca, 1898. Edgar Degas.
Musée d’Orsay
Así es que el desnudo femenino fue otra de las recurrencias más destacadas de la obra del artista. Desnudos esculpidos, dibujados, pintados; peinándose o al salir del baño. En el caso de las pinturas, la técnica predominante utilizada por el pintor fue el pastel.
Al igual que en las representaciones de bailarinas y carreras de caballos, Degas jugará, en los desnudos, con el movimiento y con la luz para crear sombras que transmitan sensación de profundidad y viveza.
IMPRESIONISMO EN FEMENINO dedica esta entrada al desnudo de Degas, ahora visitable en la exposición “Degas et le nu”, que el Museo d’Orsay de París, en conjunto con el Museo de Bellas Artes de Boston, inauguró el pasado 13 de marzo, y que permanecerá abierta al público hasta el próximo 1 de julio.
La exposición, que alberga obras pertenecientes a los fondos del Museo d’Orsay, y otras que constituyen préstamos del Museo de Arte de Philadelphia, del Instituto de Arte de Chicago y del Museo Metropolitano de Nueva York, forma parte del ciclo de exposiciones dedicadas a engrandecer a los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XIX. Ya antes se celebraron exposiciones en homenaje a otros artistas impresionistas como Monet o Manet.
Se trata, sin duda, de una buena opotunidad para conocer lo más íntimo de la pintura del artista, pues se trata de obras que raramente son mostradas al público por motivos de conservación, o que, en todo caso, rara vez han podido disfrutarse juntas.
Así, la exposición, compuesta por un total de 175 obras, permite al espectador observar la importancia de la luz en la obra de Degas a lo largo de una serie de lienzos que muestran las mismas escenas desde diversas perspectivas, pero, además, también es idónea para conocer de primera mano las influencias directas del autor, al incluir obras similares pertenecientes a sus maestros Delacroix y Puvis de Chavannes, y otras de artistas posteriores, como Matisse o Picasso, quienes se inspiraron en las obras de Degas para crear sus propios desnudos. Asimismo, los de Degas comparten sala con otros desnudos de su contemporáneo, el pintor Renoir, quien, como ya he mencionado alguna vez, consideraba el cuerpo femenino una de las más bellas creaciones divinas.
Se acerca el verano… Una buena época para realizar una escapada a París y disfrutar de estas maravillosas obras, ¿no os apetece?